Quizás resulte redundante con el tema de soltar y dejar ir, pero debo desahogar lo que siento; haces dos días debí tomar una decisión difícil, mi fiel compañero Randy, mi perro, un animalito que se ganó mi afecto desde el primer día que lo ví, su actitud feliz ante la vida, su energía y vitalidad me contagiaban cada día, se mantuvo conmigo durante 13 años, dirán que es mucho tiempo, si lo fue para ser un perro, imagínense vivir 91 años, pero creo que todo radica en como vivir, somos nosotros quienes decidimos que camino tomar y cuál será nuestra actitud ante la vida.
Pero cuando se nos pone en la difícil situación de decidir la vida, cómo tomar tal decisión, decir viviré hasta hoy...
Nos enseñaron que existe un Dios y algunos de nosotros creemos en ello y que es él quién decide nuestra vida, pero abro el debate a un tema tan álgido como lo es la Eutanasia, podemos decidir cuando es el momento de morir?...
Opino que si somos dueños de nuestra vida, nuestro cuerpo, debemos tener total control en esa desición, pero cuando nos toca decidir por otro, podemos asumir el control de la vida de otros?
Eso fue lo que sucedió debí decidir por él, y no resultó fácil saben, cómo aceptar que era el momento justo, dejarlo ir...No!
Cómo podría...
Pero debí confrontar mi amor por él contra su dolor, ya no era aquel perrito vivaz y saltarín, ya no podía mantenerse en pie, era justo mantenerlo con vida por el hecho de no querer desprenderme de él? No soltarlo?
Entonces lo acepté,
a pesar de mi dolor, asumí que era peor el suyo y debí decirle Adiós.
En muchos momentos de nuestra vida debemos tomar la decisión de despedirnos, de soltar y dejar ir, personas, momentos, cosas...
Creo que en la mayoría de los casos, en los que nos aferramos a algún sentimiento, es cuando se nos hace difícil, ese arraigo que sentimos, como decirle al corazón ya, no más...
Esas son las lecciones que aprendemos en la vida, aprender a soltar, pero también dejar abierta la puerta a los nuevos sentimientos, experiencias....
El Veterinario me dijo que por lo general, él aconseja que después de los 10 años se busque un sustituto, pero como decir, ya no voy a quererte a ti, querré a otro porque tú morirás, no creo que así debamos afrontar la muerte...
No buscaré otro perro para sustituirlo, con el tiempo he aprendido que a pesar de las pérdidas que debemos afrontar, también mantenemos en nuestro corazón un espacio para aquellos que nos dejaron una huella imborrable.
Tenemos que aprender a vivir con la pérdida y guardar en nuestra memoria aquellos sentimientos que esos seres maravillosos nos dejaron en nuestra memoria y nuestro corazón.
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