domingo, 24 de febrero de 2008

Sueño...?



Anoche soñé que tocaban a mi puerta, me levanté y miré por la hendija, allí estaba él, como tantas veces lo hizo.
Sentí temor de abrirle la puerta, pero no cesaba de tocar...
Le abrí, pasó sin mediar palabra, ya sabía el camino aún a oscuras, lo seguí y nos sentamos en silencio, me acercó hacia él y me abrazó, un gesto que pocas veces tuvo conmigo...
No se cuanto tiempo duró, sólo sé que era justo lo que necesitaba, sentirlo a mi lado protegiéndome...

Luego los besos cálidos y apasionados, la fusión de nuestros cuerpos y de repente rompió el silencio, miráme dijo, nuestras miradas se cruzaron...

- Te Quiero, te quiero.

Mi cuerpo se erizó, mi corazón latió más fuerte, tanto tiempo sin escucharlo de sus labios, me entregué a él, ya no era yo, perdí el sentido, lo único que importaba era la entrega de dos cuerpos, la fusión en uno sólo...

Nos venció el cansancio, al amanecer estaba sola...
Fue sólo un sueño me dije a mi misma, salí de casa acompañada de mi sombra, pero al regresar y abrir la puerta sentí que su perfume estaba impregando en toda la casa, sólo entonces supe que no habia sido un sueño...

sábado, 16 de febrero de 2008

El lado oscuro...


En estos últimos días he visto con horror lo que llevan en el lado oscuro algunas personas, he sido testigo de:
La violencia,
El odio desmedido,
La ingratitud,
La maldad,
La avaricia,
La envidia,
El rencor,
y muchos adjetivos que se me escapan...

He vivido días de dolor, de opresión, de rabia e impotencia; hace tres días vi la cara de la muerte.
No hubo día de San Valentín, no hubo celebración (hoy es mi cumpleaños), ni las habrá (el miércoles próximo le tocaría a él), sólo hay llanto, pesar e indignación.
No logro entender cómo alguien puede acabar con lo sueños, las esperanzas y la vida de una persona, con un tiro certero y otro de gracia, directo a su cabeza.
Y peor aún cuando aquella, que durante muchos años compartió su vida no muestre un sencillo gesto de dolor, ni compasión...
Quisiera decir más, pero mis palabras se entrecruzan en la mente.

martes, 12 de febrero de 2008

Síndrome del Corazón roto


Cuantas veces hemos oído, incluso pronunciado tan célebre frase “me haz roto el corazón” y cuan cierto puede ser esto; sentimos una gran opresión en el pecho, no podemos casi respirar, nuestro corazón duele al punto de sentir que va a explotar. ¡ oh no! ¡Estoy sufriendo un infarto!. Pues no, ayer supe de una amiga que estuvo a punto de ser sometida a un Cateterismo, pero gracias a los estudios realizados pudieron determinar que no lo requería, ya que en realidad sufre el Síndrome del Corazón roto, que no es más que una afección cardíaca causada por el estrés emocional que vivió a raíz de su divorcio.
Se dice que este síndrome lo sufren en su mayoría mujeres y que esta condición es reversible sin dejar secuelas, aunque de no ser diagnosticado a tiempo puede causar un verdadero infarto. Su situación me hace recordar un caso que describe Jorge Bucay en su libro El Camino de las Lágrimas.


Hace muchos años, mientras yo era practicante en la guardia médica del Instituto de Cirugía de Haedo, recibimos una llamada para atender una emergencia en una casa cercana al hospital. Dos médicos, una enfermera, el camillero, el chofer y yo nos subimos con el equipo de resucitación necesario a la ambulancia y en menos de cinco minutos llegamos a una humilde casa del barrio.
Entramos al cuarto de la enferma, una mujer de unos 70 años en paro cardíaco. Lamentablemente no hubo mucho para hacer y pese a todas las maniobras confirmamos que el hecho era irreversible.
Con dolor le contamos a la hermana de la paciente, que estaba llevar el cuerpo al hospital para los certificados y trámites.
La señora salió del cuarto y le dijo a un señor que según nos enteramos después era el marido de la mujer fallecida:
- María murió
El hombre palideció
Se dejó caer en una silla de mimbre y dijo
- Me quiero morir...
Esas fueron sus últimas palabras
Nada pudimos hacer los seis profesionales presentes, ni el equipo que traíamos, ni la posibilidad de trasladarlo de inmediato.
El hombre dijo "me quiero morir" y se derrumbó.
Dadas las condiciones de la muerte, se hizo una autopsia de su cuerpo que arrojó un resultado que todos preveíamos:
Estallido cardíaco!
La muerte de su compañera le había ROTO EL CORAZÓN...literalmente.


Ahora mi amiga está recuperándose no sólo físicamente, sino emocionalmente también, es un proceso penoso y que tiene un tiempo de recuperación muy personal, pero ella entiende que debe superarlo, hasta ahora no había llorado, ni siquiera había querido hablar del tema; para ella el motivo del divorcio significó la muerte de su compañero, pero desde que le diagnosticaron este Síndrome ha comenzado a drenar todo lo que le agobia, esa pena que tanto le duele, el desamor, la rabia, su impotencia y miedos.
Yo me pregunto:
¿Cuántos habremos de morir en nombre del Amor? O peor aún morir por causa del Desamor…

jueves, 7 de febrero de 2008

El Niño Shuá

Una conjuntivitis mal curada le quita la vista a los 12 años y lo aleja de la cotidianidad. Ya no puede pastorear, lo llevan a Maracaibo a trabajar como mendigo y vendedor de loterias en los mercados populares, pero su ceguera lo lleva a viajar en avión, cuando sólo los ricos Ali'junas podían, lo enseñaron a leer y escribir. Con los años regresó a los mercados con su máquina de escribir, sentado en una esquina y gritando: "Se escriben cartas, a locha, a locha..."

Este Niño ciego se convirtió en el primer Waiú en difundir y preservar a través de la literatura el patrimonio cultural Waiú, tiene en su haber 15 libros entre los que destacan: Diccionario Sistemático de la lengua Waiú, Gramática y Morfología de la lengua Guajira, y varios cuentos, que han sido editados en Castellano, Sueco, Danés y Noruego.



Pude conocer a este hombre de 75 llamado Miguel Angel Jusayú, en el estreno del documental El Niño Suá, dirigido por Patricia Ortega (Cineasta Maracucha) y que narra la vida de este niño, contada a través de su propia voz y con imágenes descritas por él mismo.



Después de disfrutar de este documental me quedó una gran enseñanza: siempre de las dificultades se logra algo bueno.

Conocer la vida de este hombre me hace valorar mucho más nuestras culturas indígenas y hacerme eco de su preservación y divulgación, porque como él mismo dice:

"Espero que lo aprecies como si se tratase del oro macizo del walá
o de las piedras rojas de la tuum'as"

Shuá: Que no puede ver. Ciego.
Ali'junas: Prsona que no es Waiú, hombre blanco.
Tuum'as: Pequeñas piedras rojas y negras muy preciadas por los Guajiros y empleadas por sus poderes protectores contra los malos espíritus o "mal de ojo".