Estoy de regreso, después de un mes en el que he podido disfrutar de nuevo del calor del hogar, he aprendido que ese hogar no tiene lugar físico, que sólo está en nuestros corazones, en nuestros recuerdos y anhelos de niñez.
Que a pesar del tiempo sigue estando allí, en ese lugar donde guardamos lo más atesorado y que en cualquier momento podemos volver a él.
Sabía que regresaba a mi hogar físico, que volvería al lugar que he habitado por tanto tiempo, pero descubrí que hay un nuevo hogar que me ha acogido como el primero, que se ha convertido en parte de un todo y del que quiero seguir disfrutando, la paz y calidez que me ha ofrecido.