Hoy libo del néctar
que tantas noches compartimos
entre tertulias, risas y lágrimas.
Mientras el tiempo transcurría silente,
y atento de las remembranzas
de dos vidas que caminaron juntas
durante mucho tiempo sin mirarse,
pero que al final del camino
se vieron por primera vez
y pensaron que era su propio reflejo.
Levanto mi copa de nuevo
para celebrar por lo vivido
y llorar por la ausencia
de aquellos ojos de miel.