Inicie un viaje lejano
sólo para estar en ti,
que tu seno me amparara
y me sosegara.
Anduve caminos de soledad
en los que el silbido del viento
era roto por los latidos
de mi corazón.
Mientras tu, imponente
eras mi referencia
entre el sol y la lluvia.
Anduve por tus pies
escalé tu cuerpo
y por fin pude ver
lo que se hallaba en tu cima.
Magnificiencia de un mundo
único y solitario.
Sólo tú haz visto por primera
vez el sol en esta tierra,
pacifica y enigmática.
Develas tus secretos a aquellos
que te veneran y te idolatran
como la madre de todas las aguas.
Me despedí de tus dominios
con humildad y esperando
que me permitas de nuevo
volver a ti...