Tu ojos han visto
la guerra, el odio
y la indiferencia,
la miseria humana
de aquellos que te
consideran miserable.
Tu corazón ha palpitado
de terror y miedo.
Tus noches son como
tus días,
sólo el hambre te acompaña.
Sin embargo regalas
sonrisas
con la inocencia
de aquel
que no conoce el rencor
y vive con la esperanza.