He pasado meses clamando por justicia,

pensando que de ese modo mis fantasmas

se calmarán...

He visto la justicia llegar

y sólo he encontrado más pesar,

si es cierto, parte de mi se

siente liberado,

pero otra parte siente que

sigo igual, porque hay algo

que la justicia no podrá hacer,

devolverlo con vida...

Manos de noche Capirugente...

Tus manos mujer
no sé que puedan tener tus manos
pero tus manos…
tus manos se quedaron mucho rato en mis manos
en especial la suavidad de tus manos
cuántos años tienen tus manos
trece
catorce
dieciséis años tienen tus manos
qué territorios conocen tus manos
que manantiales de agua fresca
no fría
si no fresca
en qué volcanes se han bañado tus manos
y en las playas de que pieles han dormido tus manos
acaso tus manos son aquellas que se quedaron a dormir en mi piel
desde Mérida al resto del tiempo
o son las misma que en la escuela descubrieron mis formas
nuevas hasta para mí mismo
no me digas que tus manos son aquellas
las que estaban bajo mis sábanas
esperando mi sudor
después de un día de andar
y andar
y andar
desesperado por llegar a vos
no serán tus manos las de la campesina
que después de un día de siembra y ordeño
llegaron a mi boca inundada de vino
para sentir que eran manos de mujer
tal vez tus manos son aquellas
que tomaron las mías para matar el miedo de la Montaña Rusa
o que a la orilla de aquel río adolescente
me dijeron las primeras caricias de amor de mi vida
será que tus manos son las mismas
que me preguntaron si ya
cuando ni idea tenía de cuando era ya en el cuerpo de una mujer
será que me puedas prestar tus manos para saludarte de nuevo
y después usarlas como ropa por muchos días
será que me dejas pensarlas el resto de mis calores
o cuando los humos sagrados de mis cafés y cigarrillos
me lleve al encuentro de mis pensamientos con tus manos
ah tus manos mujer
se quedaron después de mi noche Capirugente
a dormir por otras noches en mi almohada
que es como decir
mi mente…


Gracias a Alexis por este poema...

El camino...

Mi alma transita

por el camino de la vida,

acompañada

por un cuerpo sin voluntad

y una sombra devoradora.

En su andar encuentra

verjas sin par

algunas cerradas,

otras abiertas que

sólo dejan entrever

rayos de luz

tan efímeros como

el latir agonizante

del corazón.

La pelea...

En un cuadrilátero

de luces cegadoras

enfrenté mis miedos,

allí espectante aguardo

al contrincante,

entre la multitud que grita

un silencio me ensordece,

sólo logro sentir gotas de sudor

por mi frente y

un golpe certero me tumba,

allí con mi rostro húmedo

sobre el piso,

corre mi sangre,

pierdo la pelea,

cuelgo los guantes...