miércoles, 21 de noviembre de 2007

El desayuno


Ella dormía plácidamente,
cuando el roce de unos labios en su mejilla
la despertaron;
él sintió que ella se estremecía
y le susurró al oído:
- No abras los ojos, no hables, sólo siente.
Le hizo caso, se dejó llevar por las sensaciones que creaba en ella;
besaba su cuello,
sus manos recorrían su cuerpo tan sutilmente que
ella dudaba que fueran sus dedos,
su piel se erizaba sintiendo la respiración de él sobre su cuerpo,
el calor en su piel,

Lo sintió…
Sus corazones latían al compás de sus movimientos,
se dejaron llevar por “la petit mort”
al unísono.
Luego de un pequeño silencio,
Él le susurró de nuevo al oído:
- No abras los ojos hasta que sientas el viento
Ella no se atrevió a hacerlo,
esperó hasta sentir el viento,
fue entonces que abrió los ojos,
La ventana estaba abierta,
El sol resplandecía
y a su lado sobre la cama una nota:
Espero que te haya gustado el desayuno.
Te veo para almorzar y deleitarnos con el postre
.”

5 comentarios:

Jackie dijo...

Eso es lo que yo llamo saber dar los buenos días.

Anónimo dijo...

Que facinante manera de despertar a alguién e invitarle a un nuevo encuentro más tarde; y cualquiera no acude al postre conociendo tan exquisitos entrantes.

Bello poema y muy sutil, me gustó mucho, amiga.

Besos tiernos y serenos,


** MARÍA **

Dejame que te cuente dijo...

Asi...hasta ami no me improtaria saltarme la dieta..
:-)
un besote..

constanza dijo...

me gusta eso de deleitarse con los postres ........ lo mejor es el postre =)

gracias por pasar a saludar......te visitare mas seguido =)
besos chau!

NEBET-HET dijo...

Que linda manera de empezar el día,espero que alguna vez me despierten de tal modo. Un besito